viernes, 12 de junio de 2009

Estudiantes del Instrituto Nacional hechan a patadas en la raja a los sapos del poder.

Una lección institutana


La demanda que diversos colegios han levantado a modo de evitar que el mercado siga dictando y rigiendo la educación, ha puesto en pie de guerra a uno de los representantes políticos directos del capital. Lógicamente nos referimos al alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, servidor no solapado (el rango que va desde la concertación hasta el PC son…digamos, solapados, calladitos, administradores en otras palabras, controladores de que el viaje hacia lo dado, el mercado, no se salga de su curso) de los intereses del capital en su cruzada por transfigurar en mercancía todo lo existente. Este amenazo abiertamente a los alumnos del Instituto Nacional en expulsar a quienes fuesen parte de las movilizaciones, además de ordenar el desalojo del establecimiento el día lunes. La respuesta de los estudiantes no dio lugar a intimidaciones y como el mismo alcalde dijo, la puesta en escena de las “ocupaciones culturales” le impedía recurrir a las herramientas jurídicas que el Capital ofrece para solucionar bajo el disfraz del “estado de derecho” una problemática que en la práctica se dilucida con el ataque frontal y directo contra quienes osan atentar y poner en tela de juicio las estructuras básicas que les permiten lucrar.

El paso a dar por parte de este sujeto fue demandar a los profesores pasar lista, y realizar las clases, donde quienes se ausenten simplemente “cagan”: ya sea por ausencia o por no estar presente cuando se pasen las materias, que tiene como lógica que al momento de la evaluación el estudiante no tendrá el conocimiento para contestar adecuadamente y entonces….ahí esta, el peligro de repetir de curso. Esto tampoco sirvió mucho pues los estudiantes promovieron la ausencia a clases en masa, a modo que el objetivo del alcalde se quede sin sustento. O si la aplica igual, tener que repetir a todo los cursos. Los estudiantes no pretenden transar y seguir presionando, atacando el punto débil del alcalde que es la entrega de subvenciones por parte del ministerio al municipio que este administra.

Impedidos ya de ejecutar la acción policial y la presión política, la prensa entro a hacer lo suyo. El año pasado, luego de la toma en este mismo establecimiento, el diario “La Segunda” publico un articulo donde se enfocaba a recalcar el terrible estado en que los vándalos que se hacen llamar estudiantes habían dejado el lugar. Cifras mas, cifras menos, se relataba en tono alarmante la pérdida en millones para el municipio además de las clases que tendrían que ser recuperadas, con especial recalco, en vacaciones. El juego e interpelar al alumno que no podrá salir de vacaciones cuando quería se unía a la repetición del discurso del poder que relaciona “las pérdidas millonarias que dejan los estudiantes” con “su exigencia de más dinero en la educación”, donde el resultado de la ecuación es que los actores de estas tomas no saben lo que hacen, lo hacen para capear clases y un largo etcétera e frases cliché cuyo objetivo es siempre poner en el tapete la banalidad por sobre la temática de fondo que aunque es proclamada, simplemente no es escuchada. (la conclusión gira siempre en dos lugares comunes: “como quieren una mejor educación si destruyen el lugar donde estudian” o “los estudiantes deben ir a estudiar”, lo cual es la frase más de sentido común y potente en tanto anula la legitimidad de que cualquier sujeto ejerza desde el espacio donde le toca vivir y reproducir su vida, el cuestionamiento del porque y los fines de lo que hace. )

Con la intención de captar los tradicionales rayados que se realizan en cualquier espacio que se politiza, los periodistas y camarógrafos de Canal 13, Chilevisión y TeleCanal entraron al recinto para lograr armar la figura que tanto desea el alcalde: vandalismo. Afortunadamente algunos estudiantes reaccionaron ante este intento de expropiar los acontecimientos del significado de quienes son sus actores principales le otorgan, e impidieron la apropiación de su lugar bajo el sentido que pretende darle el aparato comunicativo solapado del capital. Los pobres periodistas que suelen golpear estudiantes además de cuando están en “el lugar de los hechos” mostrarse como buena onda y al momento de ser increpados y una vez que la cámara se apaga se deshacen en explicaciones de que no tienen otra, relataron que “Nos arrinconaron, fuimos atacados con golpes”. Lógicamente les falto decir que se defendieron y que varios estudiantes también se encuentran constatando lesiones.

El fallido intento de recrear una representación absurda de lo que ocurre para legitimar la versión de Zalaquett respecto a la movilización, este último salto en lo inmediato a exigir que se le cancele la matricula a los involucrados. El cerdito ese dijo “Le he encargado al director que aplique el articulo 65 letra D del reglamento interno del Instituto Nacional que establece denegación de matrícula por agresión en forma verbal, escrita o física a funcionarios del establecimiento o autoridades que visiten el establecimiento”. Seria cómico que el rector obedezca estos mandatos en tanto la prensa no es ninguna autoridad. Mas allá de esto, lo que pretendemos recalcar es la función de la prensa en todos los conflictos.

Independiente de lo que pueda ocurrir, el llamado es claro: la movilización no solo ha de componerse de una estrategia respecto a cómo derrotar al enemigo, sino también en impedir que sus órganos que se presentan como “objetivos” ayuden a modificar y condicionar los escenarios que sirven como justificación para que el poder actúe de tal o cual forma. El ejemplo dado por los estudiantes es necesario a seguir. Es la necesidad de impedir que las luchas asuman un significado público dado por el poder. No por “lavar la imagen” o buscar la “buena onda” de la población. Más bien porque el Estado y el Capital necesitan la legitimidad de una situación en la población para actuar. No nos debe interesar quedar bien con ellos, aunque si algunos pretenden encontrar apoyo ahí no lo juzgaremos. Pero una manera de impedir el límite de acción del poder es coartando la producción de la realidad que le da la facultad para hacer lo que se le da la gana. Algunos podrán decir que se debe estar dispuesto a recibir lo que venga, pero creemos que debemos ser hábiles y comprender que atacar al enemigo también es delimitar y coartar su acción. Una posición heroica de dejar que ellos creen los contextos que desean para actuar como se les plazca es cederle espacios a quienes pretenden neutralizarlos. Un compañero sirve mas en la calle que en la cana, derrotar al enemigo antes de ser un sacrificio ha de ser también una estrategia para ponerlos “atados de manos” de la misma manera en que estos pretenden hacer lo mismo con nosotros en el encarcelamiento. Mientras menos rango tengan para ejecutar sus prácticas, encontramos un espacio para llevar a cabo las nuestras y mas campo encontramos para enfrentarlo y exponer su vulnerabilidad.

"Acúsalo con tu mamá"

Los periodistas fueron a acusar a los estudiantes con el Alcalde. En la imagen se ve a Zalaquett identificando a los estudiantes para proporcionarle al rector la información necesaria a modo que estos sean expulsados.

Esto es un botón de la función de varios periodistas, pero donde el escenario cambia: reemplace a Zalaquett por algún rati. Si no nos cree, pregúntele a algún abogado que defiende a compañeros acusados por los fiscales del ministerio público si dentro de las pruebas que estos presentan en su contra se encuentran imágenes proporcionadas por la Prensa a la Policía. Pregunte. Consulte a alguien que sea recurrente participante de protestas sociales si ha visto a periodistas mostrando sus imágenes a la policía en el mismo lugar. Consulte. Revise el recurso de amparo interpuesto por un periodista menos cochino, Marcelo Garay, donde da cuenta que la policía lo amenaza diciendo descaradamente que “también podemos hacer un poquito de inteligencia y nosotros hablamos con El Mercurio y te ponemos que violaste propiedad privada y así te jodemos…”. Un consejo: no se sigan metiendo donde no deben. Hagan como antes que ocultaban información. El giro estratégico de no-ocultar, sino que “mostrar” pero haciendo hablar los acontecimientos acorde a los dictamentes del poder…les ha salido peor. Y esto recién comienza.

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